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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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02-12-2013

 

 

 


 

 

 



 

Ruidos y nueces

 

 

 

SURda

Opinión

Víktor H. Abelando

 

 

Los bemoles del VI Congreso del Frente

Ni la toma de La Bastilla ni más de lo mismo, eso puede resumir las definiciones programáticas que tomó el VI Congreso del Frente Amplio.

Precedidos de disputas mediáticas y de distintos alineamientos que generaron conflictos en la interna del Frente, finalmente los dos días de sesiones en el Palacio Peñarol culminaron en un documento, que si bien agrega algunos énfasis al texto que venía del Plenario Nacional, parece haber dejado a todos con un alto grado de conformidad.

El otro tema que tenía para resolver, las precandidaturas para junio, también se desarrolló dentro de lo previsto, no sin algunas sorpresas. Tabaré Vázquez superó escasamente los dos tercios de los votos de los delegados y Constanza Moreira alcanzó un 23 por ciento de las adhesiones. Ambos, según resolución del congreso, competirán en igualdad de condiciones hacia junio. Es decir, en lo formal, no hay un precandidato oficial.

Pero esa resolución programática, al estilo del fa –como suelen decir los protagonistas–, tuvo sin embargo sus momentos críticos, especialmente en la Comisión de Economía.

El sábado por la noche, después de la sesión de la comisión y a la hora de redactar en la mesa correspondiente lo discutido, el delegado del fls Pablo Ferreri se retiró de la misma por discrepar con las resoluciones mayoritarias aprobadas, casi todas impulsadas por el “grupo de los ocho” (mpp, pcu, 711, va, 5005, Fidel, Liga Federal y mas) o por algunos de los sectores que lo conforman. Eso ocurrió, según describe el dirigente del fls Esteban Valenti en Uypress, porque se estaba frente a una “catarata de impuestos” basada en un modelo similar al argentino (a propósito de esta discusión véase entrevista con Pablo Ferreri).

Ese retiro provocó distintas reuniones que precedieron a la sesión plenaria del domingo. En ellas se acordaron algunos aspectos que hicieron que la catarata se transformara sólo en un salto de agua, a los ojos del astorismo.

La voluntad de “los ocho” tampoco era aplicar a rajatabla lo discutido en la comisión. Ellos habían tenido una reunión el viernes por la noche con Vázquez, y éste les dijo que no quería una campaña electoral basada en impuestos, como lo fue la de 1999 con el irpf, y tampoco encorsetarse con porcentajes para la educación. Todo ello tras afirmar que sí pensaba en que había que avanzar en lograr que los que tengan más contribuyan con más.

No obstante, el acuerdo final del congreso en ese tema dio lugar a algunas observaciones del fls. Su líder, Danilo Astori, señaló, en una carta dirigida a sus adherentes, tras advertir que lo resuelto había sido un triunfo de todos, que se debe “asumir las tensiones crecientes en nuestras formas de representación y decisión. Ya habrá tiempo para analizarlas a fondo y entre todos, y encontrar los caminos para con democracia y participación cambiar de acuerdo a los nuevos tiempos”, en un claro cuestionamiento a lo que él entiende como escasa representatividad del congreso.

Con menos cuidado, Valenti sostuvo que “al final se cambió el sentido de una catarata de nuevos impuestos totalmente inconvenientes e inoportunos, de porcentajes taxativos para la educación, cuando lo que hay que discutir además son los resultados, los contenidos, y se evitó que se aprobara la no devolución a los contribuyentes de los descuentos por el Fonasa. Y con mayorías diferentes en cada caso.

No sólo era equivocada esa catarata impositiva porque era y es una visión de otro ‘modelo' que está fracasando muy cerca nuestro, sino porque si una cosa está clara es que de impuesto en impuesto no se llega ni al socialismo ni hay un giro a la izquierda. Eso ni siquiera es un atajo, es un barranco, profundo y oscuro. Triunfó el sentido de realidad y el frenteamplismo, por aquel viejo dicho de que el peligro aviva al mamado”.

CONTENIDOS. El documento sí tuvo variaciones. Casi todas ellas, comentó el senador Enrique Rubio (va) a Brecha, introducidas fruto del trabajo del espacio conformado por “los ocho”. Entre los agregados que hubo al documento que vino del plenario destaca “generalizar la base del impuesto a Primaria, manteniendo los mínimos existentes”. Esto, dijo el diputado del mpp Aníbal Pereyra a Brecha, significa levantar la exoneración que hoy tienen los productores rurales, mientras el resto de la población lo paga. Pereyra advirtió que la intención es que el impuesto no afecte al productor rural familiar.

Otro aspecto incorporado es el que sostiene la necesidad de “avanzar en el incremento de la alícuota del irae u otras herramientas tributarias para las actividades de renta excepcional vinculadas al uso de recursos naturales y la concentración de la tierra”.

El dirigente comunista Daniel Marsiglia señaló a este semanario otros ítems que le parecieron sustantivos a la hora de ver las modificaciones hechas al documento original. Y ejemplificó con la decisión de “revisar el esquema de presiones tributarias sectoriales en función de un proyecto de desarrollo nacional al servicio de una economía que privilegie el agregado de valor”. Medidas que, entiende, permitirían avanzar hacia otra matriz productiva.

También destacó, en los aspectos tributarios, el agregado que indica la necesidad de “continuar el análisis del carácter evolutivo y permanente de las políticas de exoneraciones a través de la promoción de inversiones con mayor énfasis en las cadenas productivas. Así como consolidar la creación de un adicional a la distribución de dividendos que se transfieren al exterior, en la medida que no viole convenios o acuerdos internacionales”.

Asimismo Marsiglia subrayó el párrafo que sostiene la necesidad de “instrumentar el concepto de soberanía alimentaria apuntando a garantizar precios y cantidades de la canasta alimentaria básica, para lo cual el Estado deberá acopiar aquellos alimentos que se incluyen en esa canasta a los efectos de mitigar impactos inflacionarios que puedan sucederse en un futuro”.

Otro punto que estuvo en debate fue el porcentaje del pbi destinado a la educación pública. El documento original sostenía la necesidad de aumentar los recursos sin establecer un porcentaje. En la discusión hubo dos mociones: una promovida por el mpp y el pcu, entre otros, que proponía un piso del 6 por ciento del pbi, y otra que planteaba la aspiración de ir hacia ese porcentaje. Finalmente se aprobó la segunda, quedando entonces en el texto la aspiración a alcanzar esa proporción. Y se hizo tras una intervención del viceministro de Educación, Óscar Gómez, quien después de que ninguna alcanzara los dos tercios para ser aprobada propuso que se votara nuevamente la que afirmaba el horizonte de ir hacia un 6 por ciento.

En realidad, comentó Rubio a Brecha, la idea “más que fijar un porcentaje mínimo era acelerar el flujo de recursos para la educación a un ritmo mayor que el crecimiento del pbi, por lo que en lo conceptual no hay contradicción”.

Pereyra subrayó el empuje que el programa da a la economía social y solidaria, mediante una ley que institucionalice el Fondes y la propuesta de crear un Banco de Desarrollo que apoye también a la pequeña y mediana empresa.

En el debate del congreso y en las comisiones hubo mociones de todo tipo, ninguna de las cuales fue aprobada. Entre ellas la eliminación de las zonas francas, o la negativa a un puerto de aguas profundas. También 15 comités de base propusieron un texto de dos carillas y media que modificaba sustancialmente el planteo del documento originario en lo referido al desarrollo y la política económica. Esta propuesta fue pasada a una comisión, a partir del planteo del ex dirigente comunista Wladimir Turiansky.

Para Rubio este fue el mejor programa aprobado en los últimos lustros, porque ya se tiene la experiencia de gobierno y se puede determinar por dónde caminar.
Marsiglia sostuvo que una prueba de que se está en el buen camino es la reacción que ha tenido la derecha y las cámaras empresariales, criticando la posibilidad de que se incremente el irae y se restablezca el impuesto de Primaria a los productores rurales.

Una estructura que se licúa

El congreso tuvo 1.700 delegados habilitados, ello a partir de una modificación al alza de la representación. En 2008 ésta era de un congresal por cada tres adherentes que hubieran discutido documentos en el comité, pero en esta oportunidad la relación se elevó de uno a cuatro. En el congreso anterior hubo 2.400 delegados habilitados. Si se hacen las multiplicaciones del caso, queda en evidencia una participación un poco menor que en la ocasión anterior. Incluso hubo departamentos que concurrieron con un solo congresal (Durazno), y aunque aún no está el relevamiento de la Comisión de Organización, se dice en el fa que Treinta y Tres no mandó congresal.

El Frente mantiene la tendencia al descenso en la concurrencia a sus estructuras. Preguntado Rubio sobre esta cuestión, respondió que la ausencia de participación es un fenómeno de toda la sociedad, y descartó que el Frente deba transformarse en un “partido de opinión”. Y una vez más admitió que la coalición debe trabajar “para incorporar nuevas formas de comprometer a los adherentes”.

No tan sagradas escrituras

El programa (o los distintos aprobados en diferentes etapas de la vida nacional y de la propia fuerza política) del fa tiende a ser un marco referencial, una definición de grandes líneas de acción, pero se diferencia del plan de gobierno. Este último es el detalle de medidas concretas que dentro de ese marco ejecuta el gobernante.
Y a veces decisiones de las dos administraciones frenteamplistas han desconocido o contrariado algunas de esas grandes definiciones, o han dejado de lado las pocas medidas concretas que contiene la elaboración programática aprobada para el período.

Esto ocurrió con la derogación de las afap o con la creación de un frigorífico nacional; ambas resoluciones de los congresos de 2003 y 2008, respectivamente.

De ahí que los documentos surgidos de esas instancias frenteamplistas estén lejos de ser la Biblia para el gobernante, a pesar de los dichos de Tabaré Vázquez al asumir en 2005 (cuando señaló que su gestión se haría sobre dos biblias: el programa del fa y la Constitución).
Incluso se ha dado que desde el Ejecutivo se hayan impulsado cosas que contrarían las resoluciones congresales. Por ejemplo, durante un tiempo Vázquez impulsó la firma de un tlc con Estados Unidos, cuestión que el programa del fa descartaba plenamente. También suele suceder que se impulsen medidas no previstas, como ocurrió con el Plan Ceibal, sin que las mismas susciten las críticas de la militancia frenteamplista y por el contrario sean bienvenidas.

Los programas del Frente, y esto es reconocido por todos los protagonistas, tienen una virtud que puede transformarse en pecado. Ellos surgen de acuerdos y consensos donde confluyen todas las sensibilidades existentes. Eso les da una cierta laxitud a las resoluciones, permitiendo distintas lecturas a la hora de concretar.

Por otro lado, el programa surge de un congreso de los comités de base, es decir del núcleo duro de la militancia frenteamplista, que últimamente no tiene correspondencia con la adhesión que luego los sectores recogen, tanto en las elecciones internas como en las nacionales. Por ejemplo, un tercio de los delegados a este último congreso eran afines al pcu, pero este sector no alcanza ese porcentaje en los comicios. Esto es sabido por los comunistas, también por el mpp (otro tercio), aunque su performance electoral es mucho mejor y hasta ahora es el grupo mayoritario del fa (las encuestas hoy lo ubican en un tercer lugar). De ahí que existan esfuerzos para que el núcleo de “los ocho” tenga más vida que los dos días transcurridos en el Palacio Peñarol.

Es entonces que junio de 2014 y octubre del mismo año son fundamentales para saber cuánto incidirá el programa en la gestión del posible futuro presidente.

Fuente: Brecha

Foto: Federico Gutiérrez



 
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